A ocho días del plebiscito que rechazó por abrumadora mayoría -62%-, la propuesta de Constitución redactada y aprobada por una Convención elegida por voto popular, ha quedado, por defecto, confirmanda la Carta Magna que ha regido Chile hasta este momento.
Tan pronto conocimos los resultados emanados de las urnas ha habido grupos transmitiendo que los partidos deben volver a negociar las bases para escribir un nuevo texto y someterlo a la aprobación ciudadana, engendrando confusión dentro y fuera de nuestras fronteras.
Entre los que promovemos invertir o hacer negocios en el “fin del mundo” debemos ser claros y escrupulosos con la legalidad actual, es la base fundamental para la toma de decisiones de cualquier persona, forastera o nacional.
El artículo 142 de la Ley Fundamental chilena referido al “Plebiscito Constitucional” en su último párrafo dice textualmente: “Si la cuestión planteada al electorado en el plebiscito ratificatorio fuere rechazada, continuará vigente la presente Constitución”.
No hay más. Por tanto, nuestras autoridades políticas de diferentes signos y colores deben comunicar esta realidad para una comprensión legible de nativos y extranjeros. Chile se pronunció, y vaya si lo hizo, alto y claro. Curiosamente, los promotores del apruebo conocido el desenlace manifestaron haber entendido rotundamente el mensaje de los votantes. Voto el 85% del padrón electoral, algo nunca visto, vale decir quién se expresó fue Chile literalmente hablando. ¿Qué dijo? “No me gusta la propuesta, prefiero seguir con la que tenemos”.
Olvidan los inspiradores de lo acontecido la tremenda confusión instaurada desde octubre de 2019 hasta la fecha, la violencia delictual y un desgobierno que ha dado pasos a crear zozobras, pérdidas de empleo, quiebras de empresas, salida de capitales, y por si fuera poco en medio de una epidemia viral.
Sería mejor, pesamos, que el presidente elegido hace algo más de cinco meses comience a gobernar para el conjunto de los chilenos y vaya alcanzando los pactos que correspondan para devolver al “país austral” a los primeros lugares de los Índices más conocidos en un ambiente de positividad y laboriosidad.
Seguro hay materias sociales que atender, porque no concentrase en su solución evitando a los más afectados vivir en las calles protestando. Los educadores de establecimientos de enseñanza media han empujado a sus alumnos a las calles provocando estropicios y cierres de estaciones de Metro. ¿les parece bien esto? Que decir de la “macrozona sur”.
La tierra de las montañas, volcanes y hielos acaba de concluir tres años maratonianos llenos de obstáculos y sinsabores, lo correcto es hacer una reflexión profunda de lo sucedido, ver lo bueno y lo malo, y en un tiempo más con las aguas más tranquilas iniciar los acercamientos que deberán hacerse. Quizás al comienzo pueden ser en privado, sin tanta algarabía, para en una segunda etapa sincerar lo realizado y exteriorizar a la nación un acuerdo en el que la generalidad de los mortales locales esté incorporada.
La Constitución en vigor, conocida como la del Presidente Ricardo Lagos, de 2005, cumple satisfactoriamente su cometido y es adecuada para muchos. El crecimiento, la inversión y los empleos generados están a la vista de todos y reconocidos a nivel mundial, es correcta y equilibrada. No tiene nada que ver con la de 1980.
No hay que comenzar con una hoja en blanco, simplemente modificar, mejorar o actualizar cuestiones importantes para contextos inéditos que han emergido en estos últimos años, probablemente con la llegada de tecnologías en la casuística haya factores a estudiar. Es requisito indispensable contar con la intervención de profesionales conocedores de los entramados jurídicos, los cuales pueden ser reclutados por cada partido, mientras más conocidos sean mayor confianza divulgarán.
En todo caso, lo de una nueva Constitución, al menos por algún tiempo, hay que verlo como un problema menos, ya fue resuelto en la votación habida a la que acudieron la casi totalidad de los sufragistas inscritos, asunto que debería tenerse muy en consideración, esto debería generar sosiego y seguridad.
Igualmente, opino que el Presidente tiene una extensa lista de problemas a resolver, nada extraño en un puesto como el suyo, es algo normal la toma de decisiones en su día a día. Entendemos que, ya dejada atrás la cuestión de la Constitución, es bueno instituir equipos de trabajo, redes con la oposición, no olvidando que dirige un territorio habitado por más de veinte millones de habitantes incluidos los inmigrantes, hay necesidad de trabajos mejor remunerados, los más rezagados necesitan aprender, el individualismo para los más preparados, pero la solidaridad y las familias son valores que hay que cultivar y no olvidar, necesitamos más unidad y menos ideologías,
Asimismo, el presidente Boric, sabe que asumirá riesgos al emprender su esperado proyecto, lo trascendente al ponerlo en marcha es minimizar las dificultades tomando contacto con instituciones públicas y privadas. Hemos seguido los movimientos de las organizaciones empresariales, están disponibles para conversar y enfrentar los trances más complicados, a la pluralidad les unen los deseos de progreso y bienestar.
Al concluir, a los inversores venidos del hemisferio norte y sur, agradecer su presencia inversora en Chile. Estamos convencidos que en los próximos meses las cosas irán recomponiéndose. Al parecer por los cómputos obtenidos el pasado domingo cuatro de septiembre podemos comenzar a hablar de un naciente escenario en el que hubo un vuelco, no en un sentido discriminador, es decir, a contar de hoy “mando yo”, pero sí en una obligación en las que los intervinientes deberán conversar entre ellos para fijar metas a cumplir, sin prisas y a lo loco, a buen seguro será positivo para los inversionistas y chilenos.
Que tengan una buena semana. Saludos cordiales.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L
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