Aterrizar con una buena agenda de contactos y conociendo la burocracia del país permite a las 'start up' españolas desarrollar su innovación en un destino conocido como 'Chilecon Valley'.
Escondido entre Los Andes, el Polo, el Océano Pacífico y el desierto de Atacama se encuentra un oasis para el emprendedor. Se trata de Chile, un país que hace esfuerzos por atraer talento digital desde todos los rincones del mundo para alzarse como el mejor hub innovador de América Latina. Un objetivo que intenta conseguir impulsando programas como Chilecon Valley: una iniciativa estatal creada en 2010 y por la que ya han pasado más de 1.300 emprendedores para desarrollar sus pequeños negocios. "Es un programa que no discrimina por nacionalidad. Puede acceder a él cualquier persona que tenga una buena idea y combina ayudas económicas con mentoring", afirma Rafael Coloma, consejero económico y comercial de la Embajada española en Chile.
Formación y capital
De este modo, cuando un proyecto es seleccionado por este programa -que ya ha sido replicado en otros países como Brasil o México-, su responsable recibe unos 31.000 euros, un visado de un año, una oficina de coworking y seis meses de trabajo en los que se incluye una importante agenda de cursos y contactos para que desarrollen sus 'start up'.
Una particularidad de Chilecon Valley es que el Gobierno no entra en el capital de las compañías aceleradas. La contrapartida reside en que entre los requisitos que hay que cumplir para ser seleccionado, además de tener potencial de crecimiento y ser un negocio escalable a nivel global, los participantes deben desarrollar una idea que tenga un impacto social en el país. Así, el programa chileno cuenta con el respaldo de inversores de capital riesgo tanto nacionales como extranjeros que velan por el desarrollo económico y comercial del país.
Sin embargo, no es indispensable aterrizar en el país andino de la mano de este programa. Las pymes españolas también pueden optar por establecer allí sus negocios, ya que se trata de una de las economías más consolidadas de su entorno. "El 40% del PIB se gestiona en la capital, Santiago de Chile, por lo que, aunque sea el lugar donde más negocios se realizan puede estar un poco copado", señala Coloma. En este sentido, el país ofrece oportunidades en cualquiera de sus regiones gracias al proceso de renovación de su red de infraestructuras, como las carreteras o el tren. También en un sector tradicional que sigue siendo motor de la economía del país: la minería.
Algo con lo que una pyme española debe viajar es con una buena agenda de contactos. "Una buena idea es llegar de la mano de grandes compañías españolas que ya cuentan con clientes chilenos", explica Coloma. Además, los primeros contactos serán serios y formales, y siempre hay que actuar bajo las reglas de la jerarquía más tradicional. Por otro lado, es importante contar con el asesoramiento legal de abogados del país, ya que aunque los trámites burocráticos son similares a los españoles, la legislación es distinta y se le otorga mucha importancia.
Amphos 21: "Chile destaca por el compromiso en los acuerdos"
Cuando en el año 2007, Amphos 21 Consulting decidió incoporar los servicios de asesoramiento medioambiental, sus responsables no pudieron evitar mirar a Chile como un destino con gran potencial. "Los inicios en Chile fueron laboriosos y aunque ya había muchas multinacionales en el sector minero pensamos que el país sudamericano contaba con mucho potencial", señala Juan Castaño, gerente de la consultora. Tras establecerse en 2009, la pyme cuenta con una filial en Chile, en la que trabajan 40 personas. "Este país presenta grandes facilidades para el desarrollo de negocios. Destacan por el compromiso en los acuerdos y la agilidad de las negociaciones", afirma Castaño.
Fuente: http://www.expansion.com/