En Argentina saltaron las alarmas en el sector cambiario, situación que ha llevado a sus autoridades a solicitar apoyo financiero al Fondo Monetario Internacional (FMI). El propósito es continuar ejecutando el plan trazado por el gobierno presidido por Mauricio Macri, financiando y reduciendo el déficit arrastrado, afectando lo menos posible al crecimiento necesario y evitando en la medida de lo posible abrir una crisis económica de envergadura acompañada de una explosión social, en ambos casos de consecuencias imprevisibles.
Según fuentes de la Cancillería Argentina, esta negociación con el FMI ya habría recibido el apoyo de Estados Unidos, Japón, España, Brasil y Chile, considerados sus principales socios comerciales. Un préstamo del Fondo transmitiría confianza a los mercados internacionales en la opinión de los cinco países.
Escapándonos a la contingencia planteada más arriba, siempre es positivo recordar la importancia para Iberoamérica en general, y Chile en particular, contar no solo con Argentina, sino, también, con todas las naciones que la componen, y avanzar juntos de una manera equilibrada con la mirada puesta en un desarrollo futuro, respetando cualquiera sea la diversidad de donde se provenga.
Argentina, socio estratégico de Chile
Para Chile, Argentina es un socio estratégico en su sentido más amplio, lo es en el plano histórico, político, cultural, económico y comercial. Lo acontecido a cada lado de la frontera es trascendente para el otro, nada es baladí. Quién no lo perciba de esta forma no es consciente de los cambios observados en el siglo XXI. El mundo, Iberoamérica, se encamina, primero a través de pactos bilaterales y luego bloques, a construir una hoja de ruta común y aprovechar las distintas sinergias aportadas por cada uno de los integrantes para enfrentar los desafíos venideros, todos suman, ninguno sobra.
Argentina y Chille comparten la tercera frontera más larga del globo –por sobre los 5.000 km-, este solo hecho genera múltiples oportunidades a lo largo de toda ella en materias fronterizas, integración física, energía, infraestructuras, turismo, etc. Por cierto, entre los dos sumarían 62 millones de habitantes, número suficiente para ser considerados una plaza atractiva para atraer a inversionistas, un idioma común y una superficie por encima de los 3 millones de km2.
El Asia-Pacífico es algo que interesa y mueve a Argentina y Chile. A los argentinos (44 millones) les permitiría utilizar su gran capacidad de producción y a los chilenos (18 millones) facilitar la logística necesaria, y la puerta de acceso al Pacífico (Asia-Oceanía) y a la Costa Oeste de América (Canadá-EE.UU-México-Centro América, Colombia, Ecuador Perú y Bolivia).
Chile, gran inversor de la economía argentina
Asimismo, esto operaría en sentido inverso. La inversión de empresas chilenas en Argentina se acerca a los 20 mil millones de dólares, esta cantidad debería haber sido mayor de no haber habido interrupciones a contar de 2001. La oferta de bienes y servicios chilena necesita abordar el Mercosur, es imprescindible continuar mejorando las infraestructuras físicas, conseguiría mantener durante el año calendario los pasos limítrofes habilitados al tráfico de personas y vehículos de todas clases. Valorar las posibilidades de utilizar los puertos trasandinos para acercarnos de modo competitivo a la Costa Este de América (Canadá, EE.UU.- Caribe) Europa y África.
Sin duda hay mucho todavía por hablar –tiempo al tiempo-, y alcanzar entendimientos escritos en infinidad de asuntos. Chile sienta muy próximo este revés que les afecta. El presidente chileno Sebastián Piñera, señalo: "Confiamos en la capacidad de la Argentina, su pueblo y sus dirigentes para superar este desafío y alcanzar el crecimiento económico, derrotar la pobreza y lograr el desarrollo".
Tanto las autoridades chilenas del recién asumido gobierno en una reciente visita a Buenos Aires, y las del saliente, reconocen que las relaciones Chile – Argentina pasan por un gran momento, lo cual les faculta a conversar de integración en términos de largo plazo, sin descuidar los asuntos más inmediatos.
Así, el pasado mes de noviembre se firmó un tratado comercial aumentando y profundizando los alcances jurídicos vigentes en diversas áreas entiéndase Inversiones, Servicios, Compras Públicas, Telecomunicaciones y Comercio Electrónico, entre varias otras. Durante el acto de formalización, el canciller argentino Jorge Faurie afirmó “este acuerdo moderniza nuestra relación bilateral y nuestro intercambio económico”, y destacó “el compromiso en favor de una mayor vinculación de nuestros bloques regionales, el Mercosur y la Alianza del Pacífico”.
Como “de última generación”, ha sido catalogado este acuerdo, persigue aumentar el comercio bilateral, las inversiones recíprocas, generar nuevas oportunidades para el comercio de servicios y el comercio electrónico. Elimina en el plazo de un año el costo adicional del roaming en las comunicaciones, y se firmó también un acuerdo para el reconocimiento mutuo de firma digital, busca facilitar el comercio electrónico.
Hace poco Argentina inició su transición hacia una economía más abierta e integrada, estos sobresaltos son habituales cuando aún se está débil, los buenos resultados pronto se dejaran ver fortaleciendo sus estructuras.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L.