Chile, una de las naciones latinoamericanas que ha liderado el desarrollo de la región en los últimos veinte años, poniendo su mayor empeño en el libre comercio, integración a la economía global y alejamiento de normas proteccionistas, ve con preocupación los acontecimientos que están teniendo lugar entre Estados Unidos y China, aunque considera pronto sacar conclusiones en cualquier sentido.
Recordemos que el pasado viernes 6 de julio en Estados Unidos se activaron aranceles del 25% a bienes importados de China por valor de US$34.000 millones, mayoritariamente pertenecientes al sector industrial. A su vez los chinos anunciaron como respuesta medidas similares sin concretar el alcance de las mismas.
El Director General de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevedo, apuntó “el marcado incremento de nuevas medidas restrictivas entre economías del G-20 debe ser una preocupación real para la comunidad internacional”, dijo. Un estudio de la OMC vaticina que las escaladas arancelarias comunicadas y las respuestas desde diferentes lugares del planeta por los considerados mercados desarrollados o emergentes de ingresos altos podrían afectar de lleno la recuperación mundial efectos que ya se estarían avizorando.
Nadie gana en una guerra económica entre China y Estados Unidos
Sin ningún género de dudas este conflicto supone para todos los países un alto riesgo tanto en intercambios comerciales como inversiones extranjeras, si bien todavía es difícil de cuantificar los augurios no son los mejores. Por su apertura al exterior las plazas más expuestas suelen ser los territorios abiertos y comprometidos con una comercialización liberada de barreras.
Por supuesto, al inicio de las escaramuzas pueden darse circunstancias iniciales favorables para determinados sectores, lo cual no implicaría que el entorno dejara de ser negativo, una mirada a fondo quizás lo anticiparía.
Un ejemplo de esto podrían ser los vinos, impedimentos vía arancel a los caldos estadounidenses propuesto por China, parecería favorable para Chile, pero al mismo tiempo restricciones a productos que en su transformación utilizaran cobre podría constituir una verdadera calamidad para los chilenos. Situaciones como éstas nos recuerdan la importancia de diversificar las canastas exportadoras y digitalizar las industrias en busca de mejoras en productividad e independencia económica.
Después de una tenue subida del cobre (principal mineral exportado desde Chile), sobre los 3 dólares la libra habida desde enero a mayo de 2018 en la Bolsa de Metales de Londres, el pasado junio ha habido una caída constante hasta alcanzar una minoración de un 9,25%, situando el valor del metal en los 2,86. China y Estados Unidos son los destinos prioritarios de los envíos chilenos.
Chile confía en la solidez de la economía chilena y su red de acuerdos internacionales
Las autoridades chilenas confían en que la sensatez terminará por imponerse, mientras tanto “la solidez de la economía chilena y su red de acuerdos internacionales son instrumentos que nos permiten estar mejor preparados para este tipo de shocks en el ámbito externo”, afirma el ministro de Relaciones Exteriores Roberto Ampuero.
Ampuero, destaca “por experiencia propia sabemos que gran parte de nuestro desarrollo económico, la creación de empleos, la reducción sustantiva de la pobreza y la prosperidad de Chile está basada en el libre comercio y nuestra integración comercial al mundo”, de ahí el cuidado de Chile por hacer ver su inquietud ante los diversos organismos internacionales de los cuales forma parte.
Algunos creemos estar ante una estratagema política de la Administración Trump, dirigida a sus electores. En algún momento deberá dar un paso en sentido opuesto, sobre todo si atendemos a que uno de los afectados sería el estadounidense medio de los estados federales agrarios y ganaderos grandes exportadores y a su vez votante del actual gobierno. Se podría considerar como una sinrazón romper las conformidades comerciales multilaterales negociadas durante décadas por los principales Estados de los distintos continentes cuyas reglas eran y son acatadas por estos.
Para acabar, el pasado mayo Chile creció 4,9% en comparación con igual período del ejercicio anterior. La serie desestacionalizada aumentó 0,7% respecto de abril y 5,2% en doce meses. La inflación de junio fue de 0,1%, en doce meses está en 2,5%, debajo de la meta del Banco Central (de 3%). “Se está configurando un escenario de recuperación de crecimiento con inflación contenida, esto es lo que muchos países del mundo quisieran tener en este momento”, sostuvo el ministro de Hacienda Felipe Larraín.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L.