En Chile hay en marcha estudios y proyectos dirigidos a extraer concentrados de “tierras raras”, como, también, el desarrollo de una tecnología que permita, en una segunda etapa, la separación de los minerales de los desechos desenterrados.
Las “tierras raras” se han colado en el conflicto comercial que mantienen Estados Unidos y China. Los estudiosos de estas materias confirman que las empresas estadounidenses importaron cuatro de cada cinco toneladas de China en el período 2014-2017 y el pasado año sus compras subieron un 17%.
Su empleo los hace indispensables en la industria del automóvil híbrido y eléctrico. En la de equipos electrónicos léase móviles inteligentes, ordenadores, tablets, pantallas de televisores. En las energías renovables se emplean en las turbinas eólicas. Igualmente, se utiliza en vuelos espaciales, en aleaciones para la aviación, en láseres o en lentes de visión nocturna, por citar otros nichos.
El productor líder en el mundo de “tierras raras” es China, se estima la cantidad extraída en unas 120.000 toneladas anuales. Le siguen a bastante distancia Australia y Estados Unidos, ambos suman en conjunto un tercio de lo obtenido por los chinos. Las mayores reservas se encontrarían, además de China, en Brasil, Vietnam y Rusia.
Se identifican como “tierras raras” a 17 elementos químicos metálicos, figuran el itrio, el escandio y un conjunto de 15 metales blandos conocidos como lantánidos. El nombre se debe a que se localizan en forma de óxidos, es habitual hallarlos en concentraciones reducidas, esto influye desfavorablemente al intentar explotarlos comercialmente. Cuentan con propiedades magnéticas, ópticas y eléctricas.
A contar de 2013, comienza la relación de Chile con la posibilidad de abrir un nuevo espacio al comercio de “tierras raras”. En la Región de Bío-Bío, a 500 kilómetros al sur de la Santiago, un geólogo de La Universidad de Concepción, dio con terrenos de características arcillosas, similares a los existentes en China, en los lugares en donde se encuentran estos óxidos metálicos.
Hagamos un paréntesis. El vehículo eléctrico, muy en boga en este momento, demanda cobre en una cantidad superior en tres o cuatro veces a uno de combustión. Una batería de un Tesla Model S lleva 10,8 kg de litio. Este mismo acumulador para generar otros procesos químicos en su interior necesita de grafito, cobalto, níquel, manganeso, aluminio e incluso elementos de tierras raras, como el neodimio, pueden tener un papel destacado en la industria de la electromovilidad. Ante esto un experto chileno apunta la siguiente reflexión “siempre digo que todos estos elementos están en Chile en alguna proporción o concentración. La pregunta relevante es cuáles de éstos pueden extraerse de forma económica en el país, porque físicamente están todos presentes”.
Chile cuenta con el 29% de las reservas planetarias de cobre, 16% de las de molibdeno, 15% de las de plata y 7% de las de oro y el 54% de las de litio. Es un mercado maduro, sostenible y productivo, en donde la innovación es constante. Están presentes las principales corporaciones universales del sector minero, hay una buena logística de abastecimiento de bienes y servicios en un entorno muy competitivo.
Atención a esto. Las “tierras raras” , apuntan los entendidos, no son tan escasas como su nombre da a entender. Existen reservas abundantes esparcidas por el atlas global. La cuestión es que para que sean rentables requieren de una alta concentración de lantánidos, caso contrario se torna difícil y complejo separarlos de las otras partículas que los rodean. De ahí que las minas existentes sean poco numerosas.
La instalación puesta en marcha en Chile producirá anualmente 700 toneladas de “tierras raras” y ofrecerá cerca de 90 empleos. La idea es construir otras cinco plantas en la Región del Biobío, a través de las cuales se proyecta llegar a una producción anual de entre 2.500 y 3 mil toneladas. A esto debemos sumar otras exploraciones en distintas partes del territorio.
El Instituto Fraser, de Canadá, sitúa a Chile en el sexto lugar del mundo entre los países más atractivos para invertir en el sector minero y el primero de Latinoamérica. Este índice lo lidera el estado de Nevada (Estados Unidos), seguido por Australia Occidental en el segundo, a continuación figura la provincia canadiense de Saskatchewan, Quebec (Canadá) y Alaska (EE.UU.), Chile, Utah (EEUU), Arizona (EE.UU.), Yukon (Canadá) y los Territorios del Noroeste (Canadá) completan la tabla de los diez primeros.
Al finalizar, insistamos, una vez más, en la estabilidad política y la solidez económica de Chile, ésta continúa siendo alta, hay confianza de parte de los mercados financieros y se espera un crecimiento por sobre la media mundial, es decir por encima del 3,1% previsto. Así todo, de persistir y agravarse el conflicto EE.UU. – China, al igual que en el resto del planeta, podría haber minoraciones en los flujos comerciales afectando a las exportaciones, particularmente, a las mineras en el caso chileno.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L.