Inevitable referirnos a los acontecimientos que han tenido lugar con motivo de los resultados de las primarias habidas hace pocos días en Argentina, país con el que Chile comparte más de 4.000 kilómetros de frontera común y sobre todo mantiene fuertes lazos históricos de amistad y buena vecindad.
Prueba de este buen hacer argentino-chileno, el pasado mes de mayo de 2019 entró en vigor un Acuerdo Comercial entre los dos Estados que vino a profundizar los acercamientos en materias económicas tales como, inversiones, servicios, comercio electrónico, telecomunicaciones, compras públicas. Incorpora avances en normas técnicas, sanitarias y servicios aduaneros. Como novedades se abordan temas de medio ambiente, laboral, pymes, género, etc., creándose un marco regulatorio moderno que da respuesta a aspectos muy presentes en los acercamientos internacionales.
El nuevo pacto se comenzó a gestar en 2017 al poco tiempo de asumir como presidente Sebastian Piñera. La Argentina salía de una situación económica muy dura y difícil, literalmente el país se encontraba en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde aún sigue. Fomentar el comercio y especialmente atraer nuevas inversiones era y es algo urgente para relanzar su economía.
Necesidades de todo orden los empujaron en mayo de 2018 a solicitar un préstamo de rescate por US$57.000 millones al Fondo Monetario Internacional, FMI. Desde un comienzo hubo apoyo a que se les concediera esta petición ante el organismo internacional -como así fue-, por parte de Brasil, Chile, China, España, Estados Unidos y Japón.
En las duras y en las maduras Chile siempre ha querido estar al lado de Argentina, son casi el medio millar de compañías chilenas las que ahí se han establecido. La inversión extranjera directa (IED) de firmas chilenas se sitúa en puestos de avanzada. Según informaciones de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, (SREI) representan un 15,3% de los recursos materializados por empresas chilenas en el exterior durante el período 1990 – diciembre 2017, y alcanzan un monto de US$ 18.333 millones. Argentina es el cuarto destino de capitales chilenos aunque podría ser el primero esto debido a la conducción errática de su economía.
Estados Unidos, con US$16.993 millones y España US$13.169, aparecen en posiciones destacadas de IED conforme a cálculos recientes del Banco Central de la República de Argentina a 31 de diciembre de 2016, acorde a informaciones aparecidas en medios españoles.
El trabajo de la SREI, indica la existencia de más de 400 sociedades chilenas en suelo argentino, “desarrollan más de 700 diferentes proyectos de inversión”.
Sectorialmente hablando el destino de la IED se concentra, en primer lugar, “en el sector Servicios, con una inversión acumulada de US$ 7.211 millones y una participación de un 39,3% sobre el total invertido en ese país. En este sector, inciden fuertemente servicios tales como: Comercio (44,3%), Actividades Inmobiliarias y Empresariales (25,4%), Transporte y Comunicaciones (15,6%)” dice la SREI.
Luego se ubica la Industria, “con una inversión acumulada de US$ 4.553 millones, o un 24,8% de la inversión total, y caracterizado por una amplia diversificación productiva, reflejo de la especialización alcanzada en ese mercado. Al interior del sector, las inversiones se distribuyen de la siguiente manera: Alimentos y Bebidas (38,8%); Otras Manufacturas (incl. Metalmecánica y Metalurgia; Industria Química; Procesamiento de la Madera) 61,2%” se informa.
Continúan “el sector de energía (generación y distribución de energía eléctrica), con una inversión acumulada que alcanza a unos US$ 3.786 millones, equivalentes a un 20,7% de la inversión total. En cuarto lugar, se ubica la inversión en el sector Minero (extracción de minerales e hidrocarburos), la cual alcanza los US$ 1.433 millones, o un 7,8% de la inversión total. En quinto lugar, se ubica el sector Agropecuario y Silvícola con un monto de US$ 1.351 millones equivalente a un 7,4% de la inversión total, y con una fuerte presencia de capitales orientados a plantaciones forestales” se apunta en el reporte.
Muy relevante es el empleo generado por estas inversiones chilenas situándose en las 120.667 personas, de estas un 53,2% corresponde a empleo directo y un 46,8% a empleo indirecto.
Son varios los proyectos que buscan unir el Atlántico con el Pacífico durante todo el año a través de trece pasos de frontera localizados a lo largo de los Andes.
Argentina está volviendo a ponerse de pie; nadie puede asegurar que esto será fácil y rápido, pero si en algo deben poner atención inmediata los argentinos es conseguir una institucionalidad seria, estable, respetuosa con el cumplimiento de las leyes y comprometida con el desarrollo. Sin esto la IED se irá, o no llegará hasta que se den las condiciones de tranquilidad necesarias para crecer.
El efecto de lo sucedido al otro lado de los Andes es “acotado” para los chilenos, de forma más significativa lo sufrirán los empresarios que han invertido allí y que deben lidiar con un entorno poco favorable. A todos nos interesa una Argentina estable y próspera, de modo particular a toda Iberoamérica.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L.