Los productos y servicios chilenos están de enhorabuena. La buena imagen que de ellos se tiene en todo el mundo sitúa a Chile en el puesto 35 en el índice global Made-In-Country Index 2017 (MICI 2017), elaborado por el portal estadístico Statista. Si se prescinde del "Hecho en UE", sería el número 34; si se reagrupa a los países con similar puntuación en el mismo puesto, Chile subiría al 27.
Con todo, y aunque aún está lejos de la cabeza, es posible reconocer el progreso experimentado hasta ahora. Se avanza cada día por el buen camino de ir ofreciendo productos con mayores y mejores propiedades añadidas. Hoy existen más de 200 Estados; Chile viene subiendo peldaño a peldaño con mucho esfuerzo y eso se nota. La cantidad de empresas nacionales, de diversos tamaños, que comercializan artículos en el exterior crece sin parar. El "fabricado en Chile" comienza a oírse, aún bajito pero se oye. A poco que se vayan agregando nuevos atributos a lo producido el ruido será más alto.
En efecto, uno de los últimos ejemplos lo hemos vivido en España hace pocas fechas: en Alovera (Guadalajara), a 52 kilómetros de Madrid, se levantará un complejo inmobiliario, uno de cuyos principales atractivos será una playa artificial que desplegará la multinacional chilena Crystal Lagoons, poseedora de tecnologías consideradas innovadoras en construcción de playas y lagunas artificiales en cualquier paisaje. El proyecto Alovera Beach se está promocionando como "la playa artificial más grande de Europa". Actualmente tienen en torno a los 600 proyectos en unos 60 países, en distintas etapas de desarrollo.
Época histórica
El MICI 2017 se confeccionó a partir de una encuesta realizada a 43.034 compradores localizados por distintos rincones el orbe. Una de las razones impulsoras del índice es que jamás el volumen de transporte de mercancías internacional había sido tan grande como durante esta década. Hoy, el significado del sello "Hecho en" goza de una importancia sin igual.
Igualmente, los incluidos en MICI 2017 representan al 90% de los habitantes del planeta. Esta investigación permite alcanzar una definición confiable acerca del valor medio que adquiere la fuerza del "Made in" en diferentes sitios del mapa y una evaluación transparente de su peso en las etiquetas según la Consultora.
La muestra se calcula en función del porcentaje medio de respuestas positivas respecto a dichas mercancías obtenidas en cada país. La puntuación mayor correspondió a Alemania, situándose a la cabeza del ranking con 100 puntos. Le siguen Suiza, la Unión Europea, Reino Unido, Suecia, Canadá, Italia, Japón, Francia y Estados Unidos. La tabla la forman 49 naciones y la Unión Europea como conjunto. Los puntajes menores han sido para Bangladés, China e Irán.
España, aparece ubicada en el puesto 20. El primer país latinoamericano es Argentina (30); lo siguen Brasil (31), Chile (35), Colombia (36), Perú (38) y México (40). Iberoamérica disfruta de mucho espacio para crecer a cotas superiores: cuentan con casi todos los ingredientes necesarios para lograrlo.
Las características mejor valoradas por los consultados son la excelencia de lo ofrecido, los niveles de seguridad, exclusividad, cualidades tecnológicas, valor aportado y por encima está la relación entre la calidad y el precio.
A modo de anécdota, cabe señalar que el primer "Made in" situado junto a la marca como información fue creado por los británicos en 1887 no como un sello de eficacia, sino para proteger su economía de mercaderías falsificadas y baratas fabricadas en Alemania. Esta apreciación cambió rápidamente y el "Made in Germany" se convirtió en un signo de distinción, en gran parte debido al espíritu surgido en los años 50 del siglo pasado, época del llamado "milagro económico". En este 2017 el informe analizado se refiere a los productos que tienen el sello alemán notando que se les asocia a patrones de alta perfección y certidumbre. En destinos como Perú, Sudáfrica, España o Arabia Saudita se la asume como el número uno.
Asimismo, mexicanos, canadienses y estadounidenses se inclinan por lo elaborado en sus propios territorios. Lo procedente de China es estimado por su precio; los de Suiza encarnan las ideas de autenticidad y símbolo de estatus; los de Italia son favorecidos por "su singularidad y su excelente diseño"; a los de Japón se les asigna "el atributo de tecnologías de vanguardia"; a los de Canadá se les imaginan "sostenibles y producción justa".
Al acabar, el "Hecho en" pasa desapercibido en una gran mayoría de géneros. Así y todo, un amplio espectro de compradores cuentan con una opinión formada respecto del lugar de origen de esas existencias.