Chile figura en el penúltimo lugar entre las 35 naciones miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en la clasificación de su carga tributaria 2016 referida a la cantidad de impuestos recaudados como porcentaje del producto interno bruto (PIB).
Esta es una de las preguntas más habituales recibidas por quienes nos dedicamos a promover, atraer e incentivar el comercio y la inversión internacional: cuáles son los principales cánones y la exacción a la cual pueden verse sometidos los bienes o servicios transados o, en caso de abordar una inversión, la fiscalidad imperante tanto para empresas como para las personas físicas, particularmente si hay personal desplazado.
Asimismo, el comparativo tributo recaudado versus proporción del PIB da una idea bastante aproximada de las disponibilidades financieras de los Gobiernos para hacer frente a la financiación de bienes y servicios públicos y las inversiones en infraestructuras vitales para avanzar hacia el desarrollo.
El informe de la OCDE Estadísticas de recaudación 2017 fija en un 20,4% del PIB chileno en 2016 la contribución percibida por el fisco; esto representa un 0,1% menos con relación al período precedente. En paridad de poder adquisitivo (PPP) estaríamos hablando de unos 90.000 millones de dólares.
La reducción se da a pesar de la subida de 22,5% a 24% habida en el impuesto de sociedades. Chile se encuentra muy alejado de países como Dinamarca (45,9% del PIB), Francia (45,3%), Bélgica (44,2%), Finlandia (44,1%), Suecia (44,1%), Italia (42,9%), Austria (42,7%), Alemania (37,6%) o Portugal (34,4%); estos y algún otro están situados muy arriba.
El punto medio de los pagos recolectados por los integrantes de la OCDE se sitúa en el 34,3% del PIB, lo cual equivale a un 0,3% por encima de 2015.
Quedan por debajo de este dígito España (33,5%), Reino Unido (33,2%) Nueva Zelanda (32,1%), Canadá (31,7%), Japón (30,7%), Australia (28,2%), Corea del Sur (26,3%), Estados Unidos (26%) o Irlanda (23).
Uno de los aspectos resaltados en este trabajo indica que la imposición media de los afiliados a la OCDE desde el 2000 a la fecha pasó de 34,3% a 33,9%, en tanto la de Chile se movió de 18,8% a 20,4%.
Igualmente, Chile tuvo su mayor pico recaudatorio en 2007, cuando este alcanzó el 22,7% de su producto, y el más reducido en 2009, cuando se situó en el 17,3%.
Un reporte referido solo a América Latina y el Caribe, consideran notable que Cuba sea el único país de la región en superar el cociente de 34,3% de los componentes de la OCDE alcanzando el 38,6%. El promedio pagado respecto al PIB de Latinoamérica es del 22,8%. A la cabeza figuran Argentina (32,1%), Brasil (32%), Uruguay (27%), Bolivia (24,7%) o Costa Rica (23,1%).
Diferentes 'tax mix'
Volviendo a los participantes de la OCDE, cabe apuntar a la existencia de diferenciaciones apreciables al analizar de un modo desagregado las cifras acerca del origen de los caudales públicos de cada uno de ellos.
Veamos algunas de ellas. La procedencia principal de las cantidad obtenidas por la Hacienda chilena corresponde al impuesto al valor agregado (IVA), que significa el 41% del total. En el conjunto de la OCDE, supone el 20%. El IVA cumplió 43 años de vida en Chile y se emplea en más de 50 Estados. En el caso nacional el IVA es considerado progresivo por algunos expertos atendiendo al hecho de que los dineros recibidos se destinan a la financiación de programas dirigidos a las personas pobre o en situación de vulnerabilidad. El 20% más rico explica casi el 50% de lo ingresado, mientras que el 20% más pobre responde del 7%.
Luego estaría el impuesto de sociedades aplicado a las ganancias corporativas: este encarna un 21% de lo obtenido. En la OCDE solo constituye el 9%. A la inversa, el impuesto a las personas físicas en Chile comporta un 10% de lo devengado, cuando en la OCDE sube hasta el 24%.
Conocedores de esta realidad, en Chile se habla de buscar un equilibrio entre lo ingresado por las compañías y los individuos. Recomiendan evitar una excesiva afectación a la competitividad empresarial y por otro recuerdan que el tramo exento de personas generadoras de renta y no pagan nada estaría más allá del 80%.
Las necesidades del Chile de hoy son ingentes, léase por citar algunas educación, salud, infraestructuras son tenidas como las más perentorias para dar el salto de emergente ha desarrollado. Por esto la gestión de los recursos debe hacerse con rigor preservando la condición de territorio integrado al mundo y abierto al comercio y la inversión, son claves para seguir creciendo.