La UE es ya el tercer socio comercial de Chile, con más de 17.000 millones de dólares de intercambio.
Chile continúa decididamente en su proceso de integración global, de un lado buscando actualizar y renovando los tratados de libre comercio (TLC) ya suscritos -asumiendo sobre todo transformaciones producto de la digitalización global y su influencia en los mercados- y, de otro, acceder a nuevos enclaves con los cuales formalizar pactos facilitadores de exportaciones e importaciones de bienes y servicios y la llegada o salida de inversiones.
En el marco de esta estrategia país, el 11 de noviembre de 2017 Chile y China modernizaron su TLC firmado en 2006. A falta de su aprobación por el Congreso, se incorporaran 54 nuevos productos con acceso preferencial, 30 de los cuales procederán desde Chile hacia China y 24 en sentido contrario. China es al día de hoy "primer socio comercial" de los chilenos. Para hacernos una idea de cómo ha funcionado este instrumento, el intercambio comercial antes de su firma equivalía a algo más de 5.000 millones de dólares; diez años más tarde ha superado los 31.000 millones. Ahora debe abrirse un espacio destacado para las inversiones. Chile es la primera nación en el mundo en remozar su convenio con los orientales.
Siguiendo en esta línea el pasado 2 de noviembre Argentina, "segundo socio comercial" en la región, y Chile rubricaron un tratado aumentando y ahondando el Acuerdo de Complementación Económica de 1996 entre Mercosur y Chile, que rige la actual relación. Entre las materias abordadas destacan: compras públicas, telecomunicaciones, inversiones, comercio electrónico, servicios, procedimientos aduaneros. Por ejemplo, este instrumento permitirá a empresarios nacionales participar en licitaciones públicas en igualdad de condiciones con los demás participantes. En telecomunicaciones se eliminará el roaming entre los dos países un año después de la firma. La actualización abrirá oportunidades comerciales en los servicios. Se establece asimismo un marco jurídico acorde con los tiempos actuales en lo relativo a la formulación y protección de inversiones. También aportará prontitud y certeza al tráfico de bienes de un lado a otro y creará un lugar de cooperación como pudiera ser el comercio electrónico.
El futuro del TPP
Otro hito relevante es el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP-11), que podría ser firmado por los once Estados participantes en fecha próxima -se habla de febrero-. Los signatarios acordaron suspender 20 disposiciones del documento original, gran parte de ellas insertas en el capítulo de propiedad intelectual. Varias de estas crearon controversias durante el proceso negociador, particularmente las concernientes a las patentes farmacéuticas. Igualmente, quedaron intactas las medidas de acceso al mercado de bienes y servicios, determinación adoptada por los socios. EL TPP-11 adquirirá vigencia con la aprobación de al menos seis de sus países coligados. Lo que todos preguntan es: ¿se podría incorporar China al TPP tras la salida de Estados Unidos? El nuevo tratado contiene normas sobre la adhesión de terceros países; por tanto, sí es posible una vez esté en vigor permitir la entrada a otros asociados.
El foco de atención de todas las miradas está puesto ahora en el rejuvenecimiento del Acuerdo de Asociación y Cooperación Chile-Unión Europea (UE), firmado en 2002. Los expertos estiman que ha habido cambios relevantes en estos años de operatividad y necesitan verse reflejados en el tratado. Mencionan el aumento en número de Estados asociados a la UE recuerden, de 15 a 28- o, en el caso de Chile, que se ha ido creciendo en relevancia en nuevas áreas y focos de atención en su camino hacia el desarrollo, dando origen a desafíos diferentes. Se resalta también que en los 15 años transcurridos la UE pasó a ser el "tercer socio comercial", con una cifra de negocios mutuos superior a los 17.000 millones de dólares, más que duplicado lo habido al dar inicio al acuerdo, confirmando la bondad del mismo.
Como retos se enumeran aspectos laborales, medioambientales o de responsabilidad social empresarial. La embajadora de la UE en Chile, Stella Zervoudaki, sostiene que las delegaciones UE-Chile "deben tomar en cuenta el importante rol de las pymes en la economía, la inclusión de las mujeres en el comercio internacional y la contribución del libre comercio al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles". En lo referido a liberalizar la entrada de nuevos productos al Viejo Continente, se mencionan en alimentos los lácteos, los cereales, el arroz y el aceite de oliva; en estos se observan circunstancias favorables para Chile.
Finalmente, existen negociaciones en marcha con Brasil y se espera legitimar el consenso alcanzado con Uruguay. Recientemente reactivado es el acercamiento habido con Indonesia muy valioso para Chile. En resumen, la política de inserción global se mantiene plenamente activa y actual, la relación con otros pueblos de la tierra es uno de los fundamentos en los que se apoya el crecimiento chileno.