Chile está entre los 15 primeros países en valor exportado de alimentos.
Chile superó las 150.000 toneladas de cerezas exportadas -más de 30 millones de cajas enviadas-, batiendo el récord alcanzado en la temporada 2014-2015 de 103.081 en peso igual a casi 22 millones de envases.
También mantiene su liderazgo de las exportaciones de cerezas en el invierno del hemisferio norte. La producción en contratemporada le da una ventaja frente a los principales productores todos localizados en la parte septentrional del globo. Además, coincide con la fecha de mayor demanda de uno de sus principales mercados, China y su festividad de Año Nuevo. El color rojo es considerado por los chinos como de buena suerte, y a la cereza se la tiene como uno de los regalos más solicitados.
Igualmente, sus más de 20.000 hectáreas plantadas, que han venido creciendo a razón de 3.000 por año en el último lustro, lo llevan a la sexta posición entre los productores. A falta de algunas semanas para que concluya la temporada, podría situarse como primer exportador global de cerezas en dura competencia frente a los Estados Unidos, con algo más del 20% de cuota de mercado.
Las estimaciones sitúan el rendimiento total planetario en torno a los 2,5 millones de toneladas. El líder es Turquía, con un 20% largo, un poco más del medio millón. Por detrás, Estados Unidos, sobre el 16%; luego China y Ucrania, ambos por encima del 9%; Polonia, más del 8%, y Chile con una participación cercana al 5%. Las mayores subidas se observan en China y Chile, que han triplicado su producción en los diez últimos años. Luego vienen Estados Unidos y Turquía. Ucrania es uno de los que ha disminuido su producción.
En diciembre de 2010 y en otras fechas posteriores, acompañamos en Madrid a la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile, a la Oficina Comercial de ProChile en España y a la empresa importadora española Frutas Esther, dando inicio a la campaña de promoción de la cereza chilena en este país. Esta acción se realizaba y se continúa haciendo en diversos puntos de venta de El Corte Inglés de varias comunidades autónomas. Su llegada a España se inicia en el mes previo a la Nochebuena.
Hoy hablamos de la cereza, pero podríamos referirnos también a los arándanos, las ciruelas, los melocotones, las manzanas, las uvas de mesa, las frutas deshidratadas y una lista interminable. Bien podemos afirmar que estamos frente a una industria frutícola chilena de clase mundial, en contraestación, en la que se ha sabido sacar provecho a la apertura habida en el comercio internacional (y en especial a los tratados libre comercio suscritos por Chile), a la diferencia en las demandas, al empleo de la ciencia y la tecnología en el extenso porfolio de frutos obtenidos de la tierra y, en general, a los adelantos traídos por la globalización en su sentido más amplio.
Los destinos de la fruta chilena de exportación se dividen en un 25% casi clavado entre América Latina, Europa y EEUU, el cuarto se reparte en todas los demás trayectorias, incluyendo Asia, aunque existen fluctuaciones en cada temporada.
Oportunidades de inversión
¿Por qué invertir en el sector alimentario chileno? Las razones son muchas y variadas. Nos encaminamos a un mundo con 9.000 millones de habitantes: las necesidades de alimento se intensificarán. Por ejemplo, los aportes de la fruta en minerales, fibra, agua, vitaminas o antioxidantes son indispensables, amén de otros tantos beneficios como un bajo contenido en calorías o ayudan a prevenir enfermedades.
Otro dato: a inicios de los ochenta, las remesas al exterior significaban 50 millones de dólares, mientras que cuatro décadas más tarde la cifra se ha multiplicado por setenta... y subiendo. En un universo de más de 200 naciones Chile figura entre las 15 primeras en valor exportado de alimentos, y dispone de espacio suficiente para seguir expandiéndose.
Finalmente, una parte importante de la extensión de Chile es de clima mediterráneo, un ambiente idóneo para las plantas, su germinación y las cosechas; la adaptación al clima de las distintas familias de floras y nuevos cultivos es fácil. La "loca geografía" chilena, tan heterogénea, permite siembras con tiempos de maduración y recolecciones diferentes, pudiendo acudir con su oferta frutícola fácilmente a lo largo de los doce meses.