Comenzamos hablando de empresas. En el primer trimestre de 2020 se crearon 31.072 en Chile, un 9,3% menos que en igual período de 2019, fecha en que sumaron 32.240, cifra que viene condicionada por el estallido de violencia del pasado octubre y últimamente por el brote infeccioso que ha retardado la formalización de algún trámite solicitado.
Así todo, es un alto número atendiendo a las circunstancias imperantes, seguro que tan pronto se vayan superando los escollos este cupo subirá, serán un gran aporte para la reactivación económica, y como no, para el crecimiento nacional, fundamental para el bienestar de los chilenos. El censo al término de 2019 informaba de un universo cercano al millón cuatrocientas mil firmas, en breve habrá que ver cuantas cruzaron el Rubicón epidemiológico y las que se han podido quedar por el camino.
Por ahora, mirando hacia adelante, el futuro habrá que seguir buscándolo en el exterior, y si cabe, con mayor ahínco, tanto en el mercadeo como la inversión. El consumo interno requerirá de tiempo para remontar. No será algo fácil, el bloque de naciones avanzadas y demás emergentes estarán en una situación similar, por lo que habrá que prepararse para competir duramente, en un entorno en el que las secuelas del coronavirus estarán presentes por un largo período.
¿Qué significará esto? Veamos. El 90% de la aviación mundial está en tierra, la mayoría está haciendo planes para despegar a comienzos de junio. Sabemos de alguna línea de pasajero que ha transformado parte de su flota en aviones para el transporte de carga, como anticipando que en lo inmediato costará que el gran público vuelva a subirse a los aparatos por la incertidumbre del contagio viral, o verse apeado en cualquier lugar con dificultades para retornar al punto de partida.
Debido a esto, el reto será vencer estas y otras dificultades para quienes exportan y/o buscan inversores en un ambiente revuelto que nos acompañara por un espacio prolongado, aquí damos unas pinceladas de lo que se puede hacer de modo sencillo. Ante la dificultad de poder viajar fuera el apoyo experto en destino será muy relevante. Este puede ser de carácter generalista y especializado. El primero suele ser dado por la “diplomacia comercial” que Chile mantiene en el extranjero. La experiencia indica que esta es más efectiva en países en vías de desarrollo, como en aquellos con lo que existan fuertes lazos de amistad y/o en donde el Estado de acogida tenga una figuración destacada en la dinamización económica de sus compañías.
El segundo lo aportan Consultoras conocedoras del entramado del mercado en el que se desea vender o captar inversores, siendo, además, versados de la realidad mercantil en origen, es decir, Chile. Suelen funcionar bien en Estados avanzados.
Igualmente, deberán añadirse las tecnologías disponibles para estas tareas en las dos puntas del camino, ya sea si se promocionan y venden bienes y servicios, como, también, en la atracción de inversores que deseen explorar la propuesta chilena. La telemática ya venía imponiéndose desde hace unos pocos años, hoy es indispensable. Sin duda, habrá que apoyarse en todas las herramientas disponibles a su alcance para hacer recolección de información previa, contactos, presentaciones y seguimientos hasta concluir y cerrar negocios, que es lo que realmente se persigue.
La necesidad de continuar aumentando la diversificación geográfica de las exportaciones seguirá siendo algo obligado, más aún si consideramos que la recesión que se anticipa será a escala global. Habrá socios comerciales que tendrán más dificultades para resurgir, por lo que el ofrecimiento deberá redirigirse hacia nuevas latitudes.
Presumiblemente, después de lo observado durante la pandemia, veremos reacomodos en la procedencia de suministros considerados vitales para mantener en marcha las cadenas de producción, sobre todo en sectores o nichos que cada territorio considere estratégicos, implicando compras en puntos más cercanos y/o nuevas inversiones en zonas más próximas a las actuales.
Asimismo, para lo que se avecina no nos cansaremos de recordar que la Chile es una economía de las consideradas abiertas. Los tratados de libre comercio constituyen el instrumento más usual en la apertura de vías mercantiles, en su contenido se establecen regulaciones y controles para el tráfico de productos. Posee 29 acuerdos suscritos con 65 mercados, que representan el 67% de la población mundial y el 88% del PIB global.
Sus intercambios internacionales representan en torno al 50% del PIB del país, confirmando su vocación exportadora. Entre servicios y mercancías se sitúan en los 150 mil millones de dólares. La oferta ha ido creciendo en volúmenes y poco a poco se ha ido ampliando y profundizando. El 90% viaja por mar, siendo Asia, el Norte de América y la Unión Europea los puntos más destacados. Tras Estados Unidos, China y Japón, las empresas chilenas son las principales usuarias de Latinoamérica del Canal de Panamá.
Al concluir creemos que es el momento propicio para abordar África, el poder comprador del continente va en ascenso, está lleno de oportunidades en lo comercial y la inversión, existen más de 50 ciudades con más de un millón de habitantes y es propicio para firmas medinas y grandes.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Internacionalización de Empresas en Chile