No todo está perdido en este 2020 en Chile, muy por el contrario, es el momento de asentar las bases sobre las que se cimentará la recuperación inmediata atenuando los efectos de una recesión de la que pocos pueblos podrán restarse.
Las economías abiertas e integradas a redes comerciales globales, léase la mayor parte de naciones del hemisferio norte, Oceanía, algunas de África, candidatos y miembros de la Alianza del Pacífico y Mercosur, continuarán promoviendo e impulsando los negocios internacionales, sus respuestas a la crisis sanitaria mundial corresponden a medidas económicas desacostumbradas encaminadas a apoyar la recuperación vía financiación directa o indirecta de empresas y/o económicamente al sector laboral con el fin de regresar cuanto antes al camino del crecimiento.
Es cierto que las compras o ventas en plazas extranjeras no serán las acostumbradas, de entrada se están realizando en un ambiente poco propicio, por ello habrá caídas en los números, el consumo interno en la mayoría de lugares se ha resentido, el cierre de comercios ha generado stocks pendientes de liquidar, los descalces económicos producen movimientos en los tipos de cambio, siendo positivos o negativos según en qué lado se está, puede ser bueno para la inversión en aquellos espacios donde las monedas locales se han depreciado, que de seguro es en infinidad de lugares. Tengamos presente que estamos ante una situación absolutamente atípica y única.
Ante las actuales circunstancias la planificación promocional institucional de Chile, tierra del “Confín del Mundo”, debe ser muy atractiva y sobre todo activa. A su vez, los empresarios deben programarse para promover y presentar sus diversas ofertas exportadoras. Del mismo modo, habrá firmas que manifiesten interés en contactar a proveedores. Otras buscaran atraer a inversionistas nacionales o extranjeros. Y compañías que deseen salir a invertir en terceros países.
Los intercambios de Chile con el mundo en estos primeros cuatro meses de 2020 se han reducido un 9,6%, superando los 42 mil millones de dólares. El mayor peso de la regresión la soportan las importaciones con un 14,8%. En cambio, las exportaciones experimentaron una bajada de un 4,5%. La balanza comercial deja un superávit por encima de los 4 mil quinientos millones.
¿Qué se echa en falta? En las importaciones, disminuyen los bienes de capital indispensables para fabricar bienes y servicios, uno de los factores de producción. Además, se aprecian declives en los recursos intermedios y de consumo. De las exportaciones, destacan los envíos de alimentos industriales, el alza de un 17% se concentra mayormente en los de primera necesidad: carne de cerdo, carne de ave, fruta congelada, moluscos en conserva, truchas y la harina de pescado.
Igualmente, hubo otras expansiones y máximo valor exportado en los últimos cuatro años de productos tales como: oro, plata, carne de cerdo, harina de pescado, fruta congelada, semillas de maíz, cartulinas y la carne de ave. También, existen menores retornos en valor de celulosa (-390 millones de dólares), salmón (-235), cobre (-192), madera aserrada (-64) y carbonato de litio (-53).
Igual suerte corre la fruta fresca, se observan retrocesos en el valor de las expediciones de uvas, manzanas, peras y paltas, estas registraron su peor inicio de año de los últimos cuatro. Hay excepciones como la subida de un 4,8% en los embarques de arándonos, totalizaron 442 millones.
Desde Chile se exportan un 60% de la fruta de Sudamérica que sale al mundo. En un informe del Banco Mundial “Central Asia’s Horticulture Sector: Capitalizing on New Export Opportunities in Chinese and Russian Markets”, se resalta la buena acogida que han tenido las exportaciones frutícolas chilenas por los orientales.
A influido el incremento en el poder adquisitivo del pueblo chino y la implantación del comercio electrónico de alimentos por todo el territorio lo que ha propiciado las compras, redundado en un ascenso vertiginoso de las importaciones.
“Chile fue uno de los países que aprovechó esa oportunidad existente; y entre 2008 y 2018, sus exportaciones totales de fruta a China crecieron de USD$47 millones a USD$1,41 mil millones. Operando principalmente a través de distribuidores mayoristas chinos, los exportadores chilenos han aumentado su presencia no solo en las grandes ciudades, sino que también en mercados de ciudades más pequeñas a lo largo del país y lejos de la costa”, puntualizó el Banco Mundial.
En 2018, Chile representó el 24% de las importaciones totales de fruta en China, seguido de cerca por Tailandia (23.9 por ciento), Filipinas (10.5 por ciento) y Vietnam (10.4 por ciento), entre otros. Un factor determinante de este arranque fue la firma de un Tratado de Libre Comercio entre ambos en 2005, primer acuerdo suscrito por los asiáticos en Latinoamérica. El giro coincide con la crisis financiera de 2008 en Estados Unidos y la Unión Europea, lo que impulso la diversificación de compradores hacia el extremo oriente.
Chile viene desde hace 40 años trabajando duramente su inserción global, mantiene presencia activa en las principales organizaciones internacionales, ha privilegiado acuerdos en los cinco continentes, sus mercancías llegan a 199 procedencias, esta es una de sus grandes fortalezas. Por aquí vendrán las soluciones esperadas, lo mismo que la de otros Estados que han apostado por la apertura, se apoyarán recíprocamente comercializando e invirtiendo y, poco a poco volverán el empleo y el desarrollo.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Exportación de Empresas a Chile