La industria de la cultura y la creatividad en Chile, también llamada "economía naranja", está en alza y expandiéndose.
Engloba a artes escénicas, artes visuales, música, literatura, museos, galerías, bibliotecas, fotografía, cine, publicidad, arquitectura, diseño, moda, servicios del patrimonio, videojuegos, grabaciones de audio, televisión, radio, edición y medios impresos.
Esta trascendencia lograda por cada una de estas especialidades, y al mismo tiempo por todas como conjunto, llevó hace pocos días a la promulgación de la ley pro al cual se crea el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en Chile. Esta dependencia contará con las subsecretarías de las Culturas y las Artes, y del Patrimonio Cultural. Junto a ellos habrá un Consejo Nacional y Consejos Regionales y un Servicio Nacional de Patrimonio, que acogerá a los museos nacionales, las bibliotecas públicas y la cineteca nacional, entre otras entidades.
Las posibilidades de crecimiento y de aporte al desarrollo de Chile de estas "factorías de los sueños" son infinitas. Así, para dar respuestas ordenadas a las inquietudes legítimas provenientes de los diversos nichos culturales y creativos mencionados por parte de las autoridades, se hacía necesario sistematizar los funcionamientos y ordenar la dispersión institucional. De esta manera, se consigue mayor eficacia y eficiencia en el rol del Estado y a su vez se puede fomentar e impulsar con mejores instrumentos el adelanto de la economía creativa, los emprendimientos culturales, las artes y el patrimonio.
Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco) -junto con la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (Cisac) y la firma mundial de auditoría, cálculos, impuestos, finanzas y asesoría EY (ex Ernst & Young)-, titulado Tiempos de cultura-El primer mapa mundial de las industrias culturales y creativas (ICC), analiza la contribución económica y social global de estas industrias.
30 millones de empleos
Refiriéndose al empleo destaca a las ICC en su papel de creadoras de 29,5 millones de puestos de trabajo, esto equivale al 1% de la población activa del mundo. Superan, por lo tanto, el porcentaje de la industria automovilística en Europa, Japón y Estados Unidos juntos, que completan 25 millones. En América Latina el número sería de 1,9 millones, y en Chile equivale al 6,6% de la fuerza laboral, aproximadamente medio millón de personas.
El apartado de los ingresos, siempre según el ICC, estas actividades generan 2,25 billones de dólares, un 3% del producto interno bruto mundial, por encima de los ingresos de los servicios de telecomunicaciones (1,57 billones de dólares). De las 11 áreas abordadas en el reporte, la televisión, las artes visuales y los periódicos y revistas son las que presentan mayores ganancias. Los tres principales empleadores corresponden a las artes visuales, libros y música.
En Latinoamérica los devengos alcanzan los 175.000 millones de dólares anuales, poco más del 10% de lo representado por dichas actividades en la economía estadounidense, pero casi dos veces a lo producido en Canadá. Hasta hace poco las ICC se aglutinaban en muy pocas naciones: México, Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. Hoy el paisaje está cambiando con el surgimiento de nuevos mercados, entre ellos Chile, particularmente como uno de los escenarios del cine independiente. Los cinéfilos recuerdan la última versión de los Óscar; el premio al mejor cortometraje animado lo ganó Historia de un oso, de los chilenos de Punkrobot. Es más, se ha convertido en el destino predilecto de la financiación internacional, acercándolo por esta circunstancia a los tres grandes -México, Brasil y Argentina-.
Igualmente, Chile despunta por otro tipo de contenido cultural, como son las artes visuales. Comparte con Brasil, Venezuela, Colombia y Cuba una posición consolidada en responder a la demanda de obras. Asimismo, se muestra como uno de los países que buscan la integración regional, y está trabajando para crear políticas diseñadas para promover el progreso de las ICC.
Expertos conocedores del ecosistema ICC resaltan como nueva fórmula para el éxito de los artistas a la exportación de contenidos y a las novedosas posibilidades de trabajo remoto a través de internet.
En 2015, la economía creativa representaba en Chile el 2,2% del PIB. Las perspectivas serían utilizar los impactos de la tecnología de manera transversal en la cadena de valor de los bienes y servicios creativos, sin duda esto constituye formas para avanzar y crecer para las ICC.
A modo de conclusión, las industrias creativas y culturales chilenas deben prepararse para competir en las plazas de cualquier lugar del planeta, forjar empleos, proyectar el patrimonio y la identidad cultural de Chile, contribuyendo a la mejora y calidad de vida de sus habitantes.