Ya estamos en Semana Santa, la Semana Mayor, en estos siete días nosotros los cristianos católicos, coptos, ortodoxos, anglicanos y algunos evangélicos rememoramos con fechas, maneras y matices diversos los últimos episodios de la estancia de Jesús desde el Domingo de Ramos, la Última Cena, la Crucifixión, el duelo y el domingo próximo Pascua de Resurrección.
El cristianismo como corriente espiritual en Chile, de modo particular los católicos, volverán a reunirse después de dos años viviendo bajo restricciones a resultas de la Covid-19, buscarán que la celebración de este 2022 sea una señal de unidad y fe allí a donde acudan.
Desde el Arzobispado de Santiago hablan de una Semana Santa 2022: unidos en oración por Chile. Las parroquias a lo largo de este extenso país han ido acomodando sus instalaciones para la vuelta de las comunidades próximas con el objetivo de compartir “tiempos de gracia, reconciliación, perdón y paz”.
Un ejemplo de esto lo podremos ver en la parroquia Los Sacramentos, a la que asistirá la Pastoral de Migrantes Venezolanos, cuyos miembros tienen una “significativa presencia en esta céntrica área de Santiago de Chile”. Pretenden evocar y revivir en el territorio austral próximo a la Antártica una tradición caribeña —y centroamericana— de la “Visita a los 7 templos”. ¿En qué consiste?
Recuerdan el caminar de Jesucristo por el mismo número de lugares en los momentos pasados de su Pasión: el huerto de Getsemaní; las casas de Anás, Caifás y Poncio Pilato; el Palacio de Herodes; nuevamente la casa de Pilato y, finalmente, el monte Calvario. Los participantes visitan siete iglesias y oran ante sus altares. Esperan poder hacerlo unidos a devotos chilenos. Atribuyen su origen a San Felipe Neri.
En palabras del padre Roberto Espejo, párroco de Nuestra Señora de las Mercedes en Los Castaños, en Vitacura, “la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones y sacar afuera el odio, el rencor, la envidia y los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a nuestros hermanos”, sostiene.
La presencialidad será el factor que viviremos por todo el planeta especialmente en las naciones donde hubo restricciones de movimiento o reunión. La Oficina de la Santa Sede confirmó que el Papa Francisco presidirá el Viernes Santo nuevamente el solemne Vía Crucis en el Coliseo, suspendido desde el comienzo de la pandemia.
De seguro que en el transcurso de las solemnidades de esta semana Ucrania zonas en guerra en África, Oriente Medio, Asia, y áreas de América donde narcos y terroristas campan a sus anchas estarán en el centro de muchas oraciones pidiendo por la vuelta de la paz y el respeto a la existencia de todas las familias y personas.
Los religiosos y religiosas de la iglesia católica no solo dedican su tiempo a la evangelización dando a conocer la palabra de Dios acercándola a creyentes y no creyentes, sino, también, acuden en ayuda allí donde más los necesitan.
Tal es así que más de 6.000 sacerdotes y religiosas católicas han permanecido en Ucrania dando refugio, comida, curando a heridos, sosteniendo espiritualmente a los golpeados por esta sin razón y barbarie y administrando los sacramentos a quienes lo demanden. Situaciones como querer confesarse por teléfono han tenido lugar a pesar de que el confesor no puede hacerlo. Según la información alguno ha ido a bautizarse antes de ir a la guerra y hacer su primera Comunión.
“Miles han ido a refugiarse a los terrenos de los seminarios de dos ciudades; la Iglesia los acoge y les da de comer, les da un sitio para dormir y asearse, y apoyo espiritual”, dice el comunicado.
Un obispo auxiliar de la diócesis de Kiev, capital de Ucrania, se encarga de enviar la alimentación necesaria e, incluso, ayuda a cargar los vehículos con los que se distribuyen, toda vez que los supermercados están vacíos; falta pan y agua. Más de mil conventos y casas de religiosas (924 en Polonia y 98 en Ucrania) ayudan a los refugiados y desplazados por la guerra.
Esta solidaridad la podemos encontrar por un sinnúmero de partes de Europa Occidental, no solo por miembros de la iglesia, los hay que son seglares, laicos o no creyentes. Acontecimientos trágicos como estos pueden ser el comienzo de un encuentro con el cristianismo, de entregarse al prójimo, amar al otro, abrazar la fe, hacer el bien allí donde más se necesita.
Uno de los mejores territorios del mundo para vivir una Semana Santa es España. Esta se celebra en infinidad de ciudades y pueblos de la península. Varias han sido declaradas de Interés Turístico Internacional. Entre las renombradas: la Semana Santa de Sevilla, los cofrades son capaces de soportar el peso de las Vírgenes y los Cristos, ricamente adornados, mientras desfilan por las estrechas calles del casco antiguo. La Semana Santa de Málaga posee el privilegio de liberar a un preso. En la Semana Santa de Cuenca también tendrás la ocasión de disfrutar de los conciertos de la Semana de la Música Religiosa, que se realizan en edificios históricos como la Catedral. Estas son solo ejemplos de las tantas con las que se pueden topar, cada una tiene singularidad propia.
Por sobre las creencias religiosas, la Semana Santa y la espiritualidad que representa convocan al recogimiento, extrae los mejores valores de cada uno haciéndonos crecer como personas que somos, es bueno no solo para el circulo en que nos movemos, sino alcanza al resto de la sociedad.
Finalmente, la Semana Santa no es solo una celebración, para nosotros los católicos nos permite acercarnos a Dios, que por amor a la humanidad permitió el sacrificio de su hijo en la cruz para el perdón de nuestros pecados, la esperanza de la vuelta de Cristo a la vida y la inmensa alegría de su resurrección.
¡Que vivan una buena Semana Santa!
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L
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