En los próximos días viajaría a Chile una autoridad española que entre los cometidos que lleva sería informarse por el interés del gobierno chileno recién asumido en acelerar la rúbrica de la actualización del Acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Chile cuyas negociaciones finalizaron hace ya casi un año.
Aparentemente la formalización del mismo ha estado bloqueada por Francia a la espera de que tuvieran lugar las elecciones presidenciales ultimadas ayer. Aunque uno de los hechos que podría estar empujando el concretar el pacto sería el deseo de la UE de moderar sus vínculos con Rusia, sobre todo en lo referido a la compra de productos esenciales. En el caso chileno les aseguraría el acceso a productos minerales o agrícolas-pesqueros. Es claro que en estos últimos años China y Estados Unidos, primero y segundo socio comercial de Chile le han ganado terreno a la UE.
Lo claro es que España ha jugado un papel estelar y favorable tanto en el Acuerdo firmado en 2002 entre la UE y Chile, como, también, el pasado año intentando que la modernización del mismo ya concluida fuera firmado cuanto antes, esperemos que esta sea la vencida.
Hace unos días conocimos las conclusiones del informe “Global Latam 2021”, promovido por ICEX-Invest in Spain con la colaboración de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), al mismo tiempo en que tomábamos parte en la Semana de la Internacionalización en Madrid IMEX 2022, en su vigésima edición.
Este trabajo confirma a España como el segundo destino de la inversión extranjera directa (IED), latinoamericana tras los Estados Unidos. El acumulado se aproxima a los 50 mil millones de euros, cifra que sube hasta los 63.332 millones si consideramos las ejecutadas en holdings, el montante equivale a un 9,8% del total de IED recibida por España.
Desde 2010 a la fecha la IED proveniente de América Latina ha crecido un 92%. La cuarta edición del “Global Latam 2021”, la sitúa como el cuarto inversor tras Estados Unidos, Reino Unido y Francia. El país latinoamericano que más ha invertido en suelo español es México un 58,9%, seguido de Argentina, 15,5% y Venezuela un 8%.
Un dato interesante para los chilenos es que en función del tamaño económico de Chile y su PIB, los empresarios nacionales son los que más invierten en el mundo, la cantidad materializada sube hasta los 145.333 millones de dólares, por sobre Colombia y Brasil. Las empresas menos internacionalizadas son las de Perú y Argentina. Ahora bien, en números absolutos Brasil lidera las inversiones empresariales en el extranjero con 277.254 millones, seguida de México con 178.947 y luego Chile.
Es verdad que existe una gran diferencia, de momento, en los montos totales a favor de España. Las compañías hispanas llevan desembolsados casi 149 mil millones de euros en Latinoamérica en los últimos 40 años, sin duda han sido un revulsivo enorme y favorable para las economías locales que las han recibido, y por supuesto para los propios inversionistas que permanecen y crecen allí donde se encuentran. Las americanas han comenzado a salir hace solo 20 años e irán a más.
Estiman en 2.313 las firmas hispanas que han contribuido a este gran esfuerzo, los puestos de trabajo creados alcanzaron los 823.000. A su vez, procedentes de Latinoamérica contabilizan 652 compañías y 32.715 empleos generados. Personalmente desconocemos si el reporte anota las sociedades inversoras a partir de un desembolso determinado, a priori nos da la impresión que faltan algunas, mayormente pymes.
Atendiendo a los sectores son las tecnologías de la información, alimentación y bebidas y servicios financieros los que más proyectos acaparan las propuestas latinas. Los más afectados por la pandemia son los focalizados en turismo, automoción y manufactura de equipos industriales, aún no recuperan los estatus anteriores al brote epidemiológico.
La investigación apunta a que la IED proveniente de la otra orilla siga acudiendo a España en el futuro inmediato, como factores cita: “la estabilidad macroeconómica e institucional que ofrece el país, la posibilidad de construir una marca global desde aquí y el acceso a redes de tecnología y conocimiento”.
El estudio contempla un apartado para las start-ups latinoamericanas. Conforme a cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en este momento ya cuentan con 1.005 empresas emergentes nacidas en la región con un valor superior a 100.000 millones de dólares que suman 245.000 empleados, están presentes en casi todas las parcelas de la economía regional. A modo de ejemplos mencionan a Rappi (comida a domicilio, Colombia), Nubank (fintech, Brasil), Kavak (compraventa de coches, México), Despegar (turismo, Argentina) o Betterfly (telemedicina, Chile).
Las start-ups recibieron 15.300 millones de dólares en 2021, esto equivale al triple de lo conseguido en 2019 según el Latin American Venture Capital Association (LAVCA). Los planes de internacionalización en marcha están siendo liderados por este perfil de emprendimientos cuyo objetivo es globalizarse, lograr escalar consiguiendo nuevos mercados impulsados por el capital privado que los financia. Muchas de estas ya se han abierto hacia Latinoamérica y preparan su salto a Estados Unidos y Europa.
Al finalizar, mencionamos barreras con las que suelen toparse estos inversores latinoamericanos. De entrada, las regulaciones que encuentran en la patria de acogida; la fiscalidad en el lugar donde tienen la sede; la falta de información acerca de oportunidades de negocio internacional; la imagen del país de donde proceden y/o encontrar el socio más afín en destino. En opinión de ellos sus autoridades deberían pensar en una mayor integración económica y comercial dentro de los países de la región, algo en lo que la Unión Europea ha avanzado bastante.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L
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