Arauco, empresa chilena, segundo mayor productor de celulosa y paneles del mundo, alcanza acuerdo con gobierno de Mato Grosso do Sul, en una zona muy próxima a la frontera de Brasil y Paraguay, para levantar su planta más espaciosa de producción de celulosa, inversión que alcanzará los 3.000 millones de dólares.
La nueva instalación tendrá capacidad para producir 2,5 millones de toneladas/año de celulosa de fibra corta de eucalipto superando a MAPA de Chile, cuya construcción está en su fase final, tendrá un volumen de 1,5 millones de toneladas/año. A 2028 Arauco alcanzará los 7,7 millones de toneladas anuales.
Chile, no es solo minería, abarca muchos otros sectores que en el transcurso de casi cuatro décadas han ido prosperando y consiguiendo espacios importantes para competir, hablamos de las tecnologías, la acuicultura, la agroindustria, el turismo, el sector financiero, las energías, la salud, las telecomunicaciones, el transporte, la logística, el comercio, las manufacturas, los servicios y por supuesto el forestal donde Arauco y CMPC, son dos multinacionales con presencia global. El conjunto y algunos nichos más han ido arrebatando porcentajes de participación en el PIB nacional a los productos mineros.
Arauco lleva dos décadas establecido en Brasil produciendo madera, tienen más de 70 mil hectáreas de activos forestales y ahora comenzara por primera vez a producir celulosa. Además de en Chile, lo viene haciendo en Uruguay y Argentina. Estamos ante el segundo mayor productor global después de Suzano. donde
A su vez, CMPC, el pasado octubre desembolsó 200 millones de dólares para quedarse con la totalidad de acciones de la brasileña Carta Fabril. En tanto que, el pasado mes de diciembre adquirió los activos forestales Iguacu Celulose, Papel, S.A. por 170 millones de dólares, en Paraná y Santa Catarina. Por último, en enero de 2022 alcanzó un memorándum de entendimiento con Neltume Ports con la finalidad hacer crecer y operar en Río Grande do Sul un terminal portuario próximo a los locales de la firma elaboradores de celulosa
Arauco tiene una oferta amplia de productos sostenibles y de calidad apreciados por su extensa cadena de clientes esparcidos por todo el orbe. Hacen un uso integral de su materia prima, dirigida a la industria del papel, la construcción, el embalaje, la mueblería y la energía. Están presentes en el negocio forestal, celulosa, maderas, paneles y energía renovable.
Disponen de una plantilla cercana a los 14 mil trabajadores, su patrimonio forestal aglutina 1,7 millones de hectáreas en Sudamérica y 55 establecimientos productivos en Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Estados Unidos y Canadá. Asimismo, del 50% de Sonae Arauco con inmovilizados en España, Portugal, Alemania, Sudáfrica y recientemente Reino Unido.
Su principal ventaja es una estructura de costos muy competitiva a escala planetaria. El apoyo le viene dado por un rápido crecimiento de la masa forestal de Sudamérica y especialmente un alto grado de integración hacia el recurso forestal, la energía y la logística, con una ubicación estratégica de bosques, plantas y puertos de embarque.
¿Es malo para Chile que estas empresas inviertan fuera de su lugar de origen? Estamos convencidos de que no, es más, refuerzan la Marca-País. Sin querer promueven el turismo hacia suelo chileno, aceleran las exportaciones e importaciones y atraen inversiones ajenas a ellos. De otro lado, la matriz situada en Chile recibe beneficios de los buenos resultados que obtengan de sus emprendimientos, permitiéndole ampliar sus diferentes líneas de negocio a nivel nacional y en el extranjero, o impulsar formulaciones inéditas en distintas latitudes, ganando en conocimiento, adoptando tecnologías más eficientes y competitivas y pagan impuestos.
¿Por qué salen? Simplemente porque buscan mercados más extensos para seguir creciendo en aquello que saben hacer, abarcan no solo el territorio de acogida, sino, el de países cercanos. Aprovechan los Tratados de Libre Comercio si los hay, quizás costos más baratos para acceder a zonas más abiertas y con mucha competencia. Igualmente, puede ser una plataforma para exportar y/o superar las barreras comerciales establecidas, reduciendo costos logísticos y de transporte.
En el caso de Arauco puede deberse a la búsqueda de eficiencias, es decir, manufacturar allí adonde exista una buena relación calidad-precio. Según sus directivos “Brasil ofrece muy buenas ventajas para el crecimiento de fibra corta, del eucalipto, tiene grandes extensiones de tierra y una vocación industrial importante. Brasil es el mayor productor de celulosa de fibra corta del mundo. Nuestros principales competidores están allá y por lo tanto para Arauco estar presente y competir en Brasil es parte de nuestra estrategia comercial y competitiva”, señalan. “Lo fundamental es tener una base forestal amplia que nos permita lograr el abastecimiento”. Para eso ya existe un plan de trabajo con la gobernación de Mato Grosso Do Sul. “Son equipos muy profesionales que acompañan y catapultan una serie de otras inversiones que apoyan el proyecto, a la comunidad y a la ciudad”, aportan.
Para compañías como Arauco esta incursión obedece a estrategias de mediano y largo plazo, llevan tiempo en el mercado brasileño lo conocen bien, el paso que dan ahora para producir celulosa está muy meditado. El precio actual de la tonelada de celulosa permite contrarrestar los problemas de inflación que afrontan en las fábricas que están actualmente en marcha. A día de hoy hay cuellos de botellas en cuestiones logísticas a resultas de la pandemia, vemos retrasos en envíos y demoras en las puestas en marchas de líneas de producción a causa de esto.
Arauco, llega con una flamante propuesta a Brasil, economía en desarrollo al igual que todas las latinoamericanas. La inversión extranjera a materializar es considerada como fuente de financiación externa por quién la reciben. Para cualquier nación, Chile entre otras, sigue siendo una base fundamental de su desarrollo económico, tienen un impacto directo e indirecto en diversas áreas de la economía, la productividad local y en los ingresos fiscales.
Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L
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